Nos hace
mucha falta, nos viene muy bien que en este momento y en estas circunstancias
nos llevemos cada uno de nosotros una alegría sin esperarla, así es como
debemos crecer y desarrollarnos con la verdadera alegría y dejar de lado de una
vez por todas la negatividad y las posturas victimistas que nos alejan de
cualquier intento de mejora.
Es un placer
encontrarte con personas que te alegran el día, que te hacen ver que los
problemas son menos, que las situaciones son pasajeras, que tienes dos estados
de ánimo, uno cuando llegas a esta persona y otra cuando te vas, no tiene nada
que ver. Hay veces que sales sonriendo sin darte cuenta y otras muchas veces
sin acordarte de lo que te pasaba. El gran carisma y la empatía de algunas
personas deberían estar reconocidos y promocionados, hoy en día deberían estar
en nómina para poder alegrar al mundo. Vemos en hospitales a verdaderos héroes
luchando por sus vidas, con situaciones muy complicadas, vemos a niños que están
ingresados durante periodos largos de tiempo, pero también vemos a voluntarios
que se acercan a plantas delicadas como las de oncología y les vemos hacer una
labor encomiable, les dan vida, les insuflan aire, les dan un balón de oxígeno
lleno de sonrisas y alegrías. Pero todo a cambio de su sonrisa, de su alegría,
de ver sus caras y de saber que ese día, han hecho un poco más llevadero a los
niños y a sus familiares ese martirio que es insufrible.
“Muchas veces el ejemplo a seguir no está en las cúpulas, más bien en el asiento de al lado o de enfrente”
Por eso este
post, cerca de estas fechas tan significantes para muchos, dar las gracias a
estas personas, a estos voluntarios de corazón, que obran de buena fe en un
mundo plagado de adversidad y de intereses personales, por eso mismo mi apoyo,
mi gratitud y mi especial reconocimiento para personas diferentes en un mundo
contagiado de negatividad.
Les
considero donantes de alegría, acarrean con la difícil situación de hacer reír
a personas adultas y niños en momentos que ni sus propias familias tienen
fuerza para ello. Se prestan a tomar de la mano al necesitado sin nada a
cambio, se dan por entero a la causa y situación sin mirar a quién. Son
donantes de alegría, son personas con una habilidad especial que siendo
conscientes de ello, lo utilizan para el buen hacer y por esa razón deberían
tener su alegría particular, su reconocimiento y su aplauso de personas
anónimas cuando menos se lo esperen.
Desde aquí,
mi homenaje para todos ellos, para los voluntarios de todas las ONG, de todas
las Asociaciones de niños, para todos los voluntarios que se prestan en hospitales, para residencias, para centros de ayuda, para todos ellos, mi
aplauso, mi reconocimiento y por supuesto, mi admiración.
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