El arte de
conquistar es tan selecto que siempre probamos a conquistar a los demás,
tenemos tiempo para regalar, preparar sorpresas, hacer una rima bonita,
preparar un detalle, etc… Nos mueve la ilusión y nos embarga la emoción, en ese
estado somos capaces de cualquier cosa con tal de que la persona en cuestión se
fije, sonría, nos complazca y se quede con nosotros de por vida. Todo para ser
elegidos por otra persona.
Es así como
funcionamos internamente, estamos sujetos a un objetivo externo, nos fijamos en
alguien, nos llama la atención, nos acelera el pulso desde el corazón, su
presencia nos pone nerviosos y nosotros damos todo, lo entregamos todo
absolutamente por esa persona, tanto así, que se nos va la vida en ello, pero…
si la vida más importante es la nuestra propia, ¿cuánto tiempo dedicamos a
conquistarnos?

¿Cuántas
veces dejamos de hacer cosas que nos gusta por complacer a otros? Y siguiendo
esta escala de preguntas, ¿Cuántas veces lo hacemos al revés? No es cuestión de
ser un egoísta empedernido, se trata de querernos,
amarnos, cuidarnos y mimarnos en un orden preferencial.
La cuestión
es la siguiente, si nos cuidamos y nos conquistamos a nosotros mismos nos
sentiremos con tanta energía y fuerza que ya con ese hecho en sí, haremos
felices a los que se encuentran a nuestro lado, estaremos más receptivos, más
dispuestos, más sonrientes, seremos generadores de sonrisas, estaremos
impregnados de ilusión para transmitir esas emociones que tanta falta nos hace
a diario.
Si
conseguimos empezar este nuevo año con conquistas internas, seremos capaces de
conquistar el mundo
“La mejor manera de poder conquistar al resto es hacerlo empezando por ti mismo primero“
El hecho de
hacerlo te llenará de seguridad y alegría, te verás diferente, serás más fuerte
mentalmente, estarás más pleno emocionalmente y conseguirás establecer un
patrón a seguir para siempre, ese patrón nace en tu propia conquista y desde
ese puerto nacerán las oportunidades de conquistar al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario