Cada vez que leemos estas palabras y por regla general pensamos en “pobre”, pero bien es cierto que estas palabras significan otras cosas también y además en buen sentido y necesario.
Ahora pensaréis que es una contradicción, pero no. Hoy por hoy y gracias al Hambre y la Sed muchos somos los que hemos luchado, caído y levantado. Hay momentos en los que todo se oscurece de tal forma que no hay resquicio de luz en ningún punto, pero ahí están en la más absoluta oscuridad para sacarnos del agujero negro que tanto nos absorbe hacia dentro.
Por todos es sabido que cuando logras alguna meta o algún éxito, todos aquellos cercanos, y no tan cercanos, te dicen que está muy bien pero que hay que mantenerse. No les falta razón, aunque realmente la gran mayoría te lo dicen desde el balcón de la envidia y el recelo, pero si es cierto que lo más difícil es mantener la línea, una de las razones por la que estoy seguro fehacientemente es que la diferencia la marca el hambre. No es lo mismo perseguir un objetivo que tenerlo superado, es decir que nos olvidamos del hambre una vez conseguido, es como haber saciado ese hambre y olvidarlo automáticamente. Yo admiro mucho a las personas que una vez logrado sendos objetivos los siguen manteniendo por un largo periodo. Ese hecho contractual marca la diferencia mental en las líneas ganadoras y de éxito.
Personalmente me gusta mucho ver la mejor versión de Rafael Nadal. Si vemos su trayectoria es un auténtico lujo, cuando se posiciona en tercer o cuarto lugar empieza a resurgir el auténtico león que lleva dentro, si bien es cierto que también ha conseguido mantenerse en esa línea ganadora durante tiempo después de haberlo conseguido al igual que Roger Ferderer y Novac Djokovic. Lo que les hace más campeones aún es mantenerse en el puesto, son claros ejemplos de inteligencia emocional y fuerza mental.
“Este partido estaría perdido si no fuera Rafa Nadal y su rival lo sabe, por eso le teme”
Cuando uno se enfrenta a sus propias barreras y las vence, es cuando a través de su propia hambre y su propia sed consigue crecer por encima de las expectativas anteriormente creadas.
Debemos y tenemos que hacer uso de nuestra hambre de superación y crecimiento, hay que tener la clara intención de estar siempre insatisfechos para conseguir batir barreras, para superarnos a cada instante y para crecer por momentos ante nuestras propias adversidades.
Partiendo de esta base tenemos que parar nuestro ritmo de vida continuado y eléctrico, sentarnos a la mesa, ver nuestro propio plato vacío y querer llenarlo para saciar el hambre, no sin antes entender que nuestra copa está vacía y la sed de Éxito hará que llenemos ese recipiente, el cual se vaciará rápido para que lo volvamos a llenar. Todo lo que seamos capaces de entender con hambre y sed, es todo lo que seremos capaces de crecer y conseguir.
Y digo yo, ¿por qué no voy a ser mi propio Rafael Nadal? Todos llevamos un Nadal dentro, pero hay que tener Hambre y Sed para conseguir entenderlo.
Tenemos un gran ejemplo en la figura de un deportista español, criado en la nobleza y humildad, trabajo y esfuerzo, valores y principios. A él el Éxito le podía haber cambiado y lo único que ha conseguido es afianzar su persona aún más si cabe.
“Nunca te darás por vencido si aplicas tu propia hambre para crecer”
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