viernes, 19 de julio de 2013

Lecciones de Vida

Hoy no, no lo voy a consentir, ¡me niego rotundamente! No quiero oír, leer o escuchar una sola queja más, ni una. Ya está bien! Pero bueno, vamos a ver si somos sensatos y empezamos a observar y escuchar de verdad, que para eso podemos hacerlo, todos y cada uno de nosotros, tenemos nuestro propio observatorio para poder observar, que no es lo mismo que mirar, al igual que no es lo mismo, oír que escuchar!





Nos basamos en nuestros propios lamentos, y nuestra propia historia, sin observar ni escuchar, donde nos quejamos y quién nos está escuchando, no conocemos las historias que rodean a las personas que nos escuchan o nos leen. Solo tiramos de egoísmo y victimismo, para querer ser más importante de los demás, llamar la atención, y en realidad, es más que probable, que las personas que nos escuchen o lean, tengan situaciones mucho más delicadas o complejas.

Y nosotros, ¿cuánto escuchamos y observamos?   
   ¿cuánto nos preocupamos por los demás?


Hay una frase conocida en España que me encanta:
 “Cuéntame tus penas, que yo te las aumentaré”.



 Es cierto, y por supuesto, habrá personas que no estén de acuerdo con esto, lo respeto, eso nos hace grandes, la diversidad de opiniones, nos hace crecer a todos, pero lo importante es que nos leamos y nos “aprendamos” unos a otros (no siempre hay que enseñar, también hay que aprender).


A lo que hago alusión, es fácil, nos quejamos sin mirar ni donde ni con quién, entre otras cosas porque no nos importa, solo miramos eso de: “pobre de mí”. Pero lo mejor es que queremos, deseamos y casi exigimos que nos atiendan, escuchen y nos ayuden. Pero “manos que no dais, que pedís” Y así hoy, podemos divagar tranquilamente entre frases y verdades, pero que si ponemos algo de solución, nos va a venir mucho mejor, ¿o no?


Tanto en las “redes” sociales, como en las “redes” personales tenemos la oportunidad de poder escuchar, observar, leer y aprender. ¿Por qué nos cuesta tanto? Hay mucho bueno suelto en todos los sitios, por mucho que haya gente que se aplique al máximo para tapar o hundir, van a salir adelante, y los tenemos en cualquier sitio, da igual, podemos aprender de todas y cada una de las personas a las cuales seamos capaces de prestar atención. Y no por ello, solo hay que escuchar a los grandes nombres que nos rodean, cualquier persona tiene un punto de vista, tiene un camino recorrido, una experiencia, una historia diferente al mundo entero, y entendiendo esto, debemos aceptar que cada persona es un mundo y por lo tanto, dentro de su mundo, tendrá mucho que aportar al resto. Salvo las grandes mentes privilegiadas que lo saben todo y no necesitan de nadie, el resto podemos aprender un montón, según lo que queramos aprender!


Hay un ejemplo, que me llamó la atención, fui como asistente a un networking de una asociación internacional, donde estuvimos intercambiando opiniones de muchas cosas, y me fascinó un testimonio, el cuál decía: “los indígenas de aquella zona, subían al monte y miraban de cara a Occidente, y entre ellos decían, que se planteaban ir a Occidente (o sea, aquí) para explicar lo que significaba común-unidad (lo que aquí conocemos como comunidad) que les daba pena que con tantas herramientas, se nos olvide algo tan básico como el significado y los valores que llevan una comunidad”


Después de escuchar tal testimonio, me quedé pensando, y mi resultado final fue, ¡cuánta razón llevan! Y mostré mi agradecimiento porque me habían enseñado una lección humana, que muchos (casi todos) hemos olvidado. Y viniendo de unas personas que no tienen nada, viven felices y con una sonrisa permanente, son un ejemplo para todos y cada uno de los que humildemente somos capaces de dejarnos enseñar por otros, independientemente quien son.


“Menos quejas, más utilizar el sentido común, menos víctimas y más facilidades para los demás”



Cuando uno va a visitar a un enfermo que lucha contra el famoso Cáncer, y éste (entrenador de Fútbol de toda la vida) te dice: “Voy a luchar, voy a entregar todo, al igual que les he pedido siempre a todos mis jugadores”

Te das cuenta de que tenemos mucho que aprender y tenemos que poner en marcha la humildad para recibir lecciones de vida.



Gracias J.H. por seguir impartiendo clases magistrales dentro y fuera de los terrenos de juegos.

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