¿Cuántas
veces te has superado en tu vida? ¿Cuántas veces has pensado que no podías
hacer esto o lo otro? Solo han sido barreras mentales impuestas por el miedo al
fracaso, a fallar a terceros, e incluso, a no estar a la altura de una
situación.
La presión
como tal, es impuesta, o por ti mismo o porque te la imponen los demás, pero
¿de qué sirve? Lo que se consigue con presión generalmente no sale bien o
termina con mal resultado. En cambio, seguimos actuando de forma y manera que
la presión nos invada por momentos, que siga siendo parte de nuestro día a día,
y no ponemos remedios a nada, trabajar con presión es sinónimo de infelicidad,
de tristeza, de miedo, por lo tanto, es fruto de un mal resultado, y así nos
va, presionados a todos los sitios, con grandes acompañantes fieles, tales como
la ansiedad, el estrés, principios depresivos, etc…
Si
permitimos que esto siga así, las presentaciones en las relaciones personales
serán del tipo: ¡hola, soy Pepe y este es mi estrés!
No puede ser, ni por los principios de los
grandes proyectos ni por los pequeños, no se puede vivir con esta presión
constante, políticos, juicios, desahucios, maltratos, Inem, podemos enumerar
tantas y tantas cosas que resulta, que las únicas noticias positivas que sacan
los informativos son las noticias deportivas.
Y digo yo,
ya que los denominados de arriba no constituyen una sociedad lógica y normal,
en la que lo importante sea el trabajo y la sanidad, por poner un ejemplo,
claro está que ellos piensan de otra forma al resto del país. Podíamos
facilitar el trato personal entre todos nosotros, podríamos conseguir ser más
amables, menos egoístas, podíamos tratar de ayudar al prójimo, facilitar una
sonrisa extra cada día a las personas que se crucen en tu camino, da igual, si
las conoces o no, el caso es aportar.
Tan acostumbrados estamos a derribar, que
ya lo vemos normal. Parece hasta lógico, pero, ¿de verdad pensáis que es lo
normal? Estamos en un mundo de egoísmo puro, de un interés real o ficticio que
se encamara a lo más alto del podio en
la escala de acciones de nuestro día a día. Y la verdad es que no somos nadie
sin los demás, no somos nadie sin las personas que nos rodean, somos más o
menos, en función de quien nos rodea, y hay que estar a la altura de la
situación, ¡solos, somos solos! No conozco ningún líder sin su cuadrilla del
arte, no conozco ningún valiente sin su equipo de batalla, no conozco ningún
gran empresario sin su equipo de trabajo, y no conozco a ninguna buena persona
sin un grupo de amigos y familiares cerca. En cambio, seguimos pretendiendo
hacer la guerra por nuestra cuenta.
Todo el éxito
está en nosotros y tenemos que exponerlo en nuestro camino, sin miedo, sin
temor a nada, no hay porque temer exponer tus mejores trajes o virtudes, es
lícito querer mejorar, querer crecer, es lógico que queramos ascender en
nuestra vida.
“Te dejen o
no te dejen, tu obligación es luchar por lo que sientes y quieres”
A todos los
que os permitís unos minutos para leerme,
Creer en
vosotros, luchar a muerte, levantaros, salir de la zona de confort, gritar
fuerte, demostrar vuestra valía, crecer, seguir adelante, es momento de alzar
la mano y diferenciarte de los que se
dejan arrastrar por las corrientes.
“Ser diferente o luchar por serlo,
ya te hace especial”
No hay comentarios:
Publicar un comentario